vendredi 24 février 2012

Angola invadida. 2042: la Confederación Brasil-Argentina impone un nuevo orden.


Vea la 1ª parte:


Parte 2.

La presidenta de la Confederación Brasil-Argentina, doña. Lurián da Silva, desde su sede en la capital de la alianza, Santa Maria do Rio Grande do Sul, respondió inmediatamente al urgente pedido de ayuda militar y de apoyo diplomático realizado el 2 de septiembre, casi al medio día, por la presidenta de Angola, la señora Luana de Coutinho.

A la amenaza británica del uso de la fuerza y el envío de 18 buques de su marina de guerra para apoyar a las fuerzas de Zambia y Zimbabue, la Confederación respondió enviando 37 grandes naves, incluyendo dos porta aviones nucleares que se instalaron en frente al litoral angolano, a la altura de Lubango, casi en línea recta hacia las regiones de las Coutadas Públicas de Luiana,  Luengué y Mavinga, ocupadas horas antes por los invasores de Zambia.

La noche era cerrada cuando empezó el desembarco de las primeras fuerzas argentinas y brasileñas en Namibe y Tombua, en la costa de Angola; eran las 21.30 horas del 2 de septiembre de 2042, y las dos unidades de vanguardia, la Agrupación de Comandos Anfibios y Buzos Tácticos, comandados por dos capitanes brasileños  al mando de una tropa de elite argentina de 220 hombres, partían del destructor Santa Trinidad y se internaban en los parques nacionales de Lona, Bicuar y Mupa, marchando hacia la zona ocupada por los invasores.

El 3 de septiembre, aproximadamente a las 2 de la madrugada, el Santa Trinidad detuvo nuevamente la marcha, ahora en la boca más occidental de la bahía, entre Amelia Beach y Praia Azul, y desembarcó 570 marines y 204 paracaidistas que inmediatamente tomaron el control de la reserva de Namibe.

El primer destacamento se dividió en dos grupos: el más numeroso, al mando de un teniente brasileño, comenzó una larga y penosa marcha de 28 kilómetros hacia el cuartel de las fuerzas armadas de Angola, ex-cuartel general de la SWAPO que fuera atacado tantas veces por la UNITA en las guerras civiles de mediados y fines del siglo XX; el segundo marchó hasta la antigua base del principal contingente cubano que había llegado a la ciudad de Lubango  en los años de 1970, y de la cual despegaron gran parte de los cazas cubanos que combatieron en la Guerra de Frontera contra la antigua Sudáfrica segregacionista. 

Esta vez, el 3 de septiembre de 2042, 23 cazas Sea-Harrier 2038, comandados por pilotos angolanos, brasileños y argentinos salieron en simulacro de ataque a las tropas invasoras de Zambia.

El 4 de septiembre, Gran Bretaña -alertada por los 23 estados remanentes de los antiguos EEUU- puso en marcha la réplica con una acción militar, materializada en el envío a la zona del conflicto de seis submarinos nucleares, y una aparentemente poderosa Fuerza de Tareas.
Todo esto corría paralelo a un accionar diplomático, a pedido del Presidente Gaston de Francia y Löwer de Alemania para que se disuadiera a los gobiernos de Zambia y Zimbabue, y a los Emitatos Árabes de emplear la fuerza contra las tropas brasileño-argentinas que se desplazaban en apoyo a Angola.

A partir del 5 de septiembre, Brasil, Angola y Argentina llevaron adelante una maniobra decididamente ofensiva en lo político, económico y psicológico, en tanto que, sin pausa,  ejecutaban la concentración de fuerzas para la reconquista de las áreas ocupadas.

Desde el primer momento, como en otras ocasiones de su historia pacifista y conciliadora, el planeamiento y desplazamiento de los medios militares brasileño-argentinos, se habría realizado con la intención y el convencimiento de deflagrar una acción bélica. Agotados los medios diplomáticos y las negociaciones pacíficas, estas acción  podría ser relámpago o más o menos prolongada, cruenta o incruenta, según el grado de resistencia que opusieran las fuerzas centro-africanas; en cualquiera de los casos la Confederación y Angola estaban preparadas para la guerra.

En este sentido, las negociaciones en la Nueva ONU constituían en un cierto sentido una pantalla, que les daba tiempo, y encubría las reales intenciones del país agredido y sus aliados sudamericanos, que era preparar sicológicamente a la opinión pública mundial, mientras creaba un justificativo válido –por ser real- para una probable, lamentable e ineludible guerra.
Su objetivo era la reconquista total y definitiva de los territorios angolanos invadidos, acatando de hecho las disposiciones dispuestas por la Nueva ONU.

Tanto la Armada Republicana Británica como la ex 5ª flota de los antiguos EEUU, -aunados en una última tentativa de presión sobre Brasil-Argentina y su aliado Angola- se encontraban próximos a jubilar de los servicios un 70 por ciento de sus flotas, lo que hubiera dificultado cualquier tentativa seria de ataque o de contraataque, eliminando de hecho su eventual victoria sobre las fuerzas de Brasil-Argentina, naciones con más de sesenta años sin guerras, pero permanentemente alertas ante los peligros de los viejos y caducos ex-imperios. 

Sobre la costa angolana había, al atardecer del día 4 de septiembre de 2042, dos grandes destructores misilísticos ARA Hércules B-52, de 5.400 toneladas, con 4 lanzadoras de misiles MM-38 Exocet antibuque cada una, y cada lanzadora con 12 misiles, 9 lanzamisiles dobles antiaéreos Sea Dart- 2038, 6 cañones de 114 mm, 5 antiaéreos de 20 mm, 9 lanzadores triples de torpedos de 324 mm y 24 helicópteros Westland Sea Lynx -2040. 

Por otro lado, como modo de poder neutralizar un posible ataque combinado de los Emiratos Árabes y de Qtar, Brasil y Paraguay habían apostado entre Bandar-e-Khamir y Bandar-e-Abbas, a la entrada del Golfo Pérsico, 18 corbetas misilísticas Drummond P-31, de 1.250 toneladas, 24 lanzadoras de misiles MM-2038 Exocet antibuque, cada una de ellas con 12 misiles, 6 cañones de 100 mm, y 5 doble cañones de 40 mm importados de los antiguos EEUU en 2041. 

A su vez, Uruguay, el Estado Asociado de Islas Malvinas y Argentina, desplazaron hacia la parte estrecha del Golfo de Azadi tres corbetas misilísticas Granville P-2033), de 1.350 toneladas cada una, con 8 lanzadoras de misiles MM-38 Exocet antibuque , y cada una con 15 misiles, 4 cañones de 100 mm y 3 dobles de 40 mm, producidos por Paraguay en 2036. 

El Nuevo Submarino ARA Santa Fe S-2021, de 1.526 toneladas, con 18 tubos lanzatorpedos de 254 y 533 mm, modelo 2039, se apostó en frente a las playas del parque nacional Nayband Marine de Irán, a pocos minutos de Al-Rwais y Al-Mafyar. De inmediato, Irán se declaró a favor de la Confederación y de la agredida Angola, y amenazó con cerrar el Estrecho de Ormuz, advirtiendo a los estados remanentes de los ex-Estados Unidos y a Gran Bretaña, que no enviaran sus portaaviones al Golfo Pérsico. Los 23 Estados respondieron tímidamente que sus portaaviones pueden patrullar donde sea necesaria la libertad de navegación, ante lo cual Irán empezó a realizar ejercicios navales en el área del Estrecho.

Nuevamente -y tal como había ocurrido en "la Guerra que no fue" de 2038, cuando Gran Bretaña amenazó retomar el estado Asociado de Islas Malvinas- la enorme presión internacional a favor de Brasil-Argentina y su aliada Angola desarmó el posible conflicto.

A diferencia de las viejas potencias colonialistas e imperiales, la Confederación Brasil-Argentina y su enorme red de alianzas, en América Latina y África Oeste y Sur, habían impedido los conflictos armados con solo estirar los músculos y sin necesidad de disparar un único tiro.

Las Nuevas NU enviaron tropas de Cascos Azules que se instalaron preventivamente entre los territorios de Liuwa Plains y  su parque nacional Sioma Ngwesi en Zambia, para fiscalizar el retiro pacífico y el desarme del enorme contingente militar que había invadido Angola. Y, lógicamente, se prohibió a las oligarquías de Zambia y a Zimbabue instalar cualquier tipo de bases aéreas de lanzamientos de misiles.

FINJavier Villanueva. São Paulo, 23 de febrero de 2012.


Lea también Perú y las Malvinas argentinas, 2022. La guerra que no fue. 

1ª parte:
2ª parte:
3ª parte:
4ª y última parte:

mardi 21 février 2012

Angola invadida. 2042: la Confederación Brasil-Argentina impone un nuevo orden.


En los últimos días de agosto de 2042, Angola se encontraba en una grave situación económica: su deuda estimada por el Banco Central de la Confederación-BNDS el día 22 alcanzaba los 380.000 millones de Nuevos Guaraníes, contraída durante la larga guerra con Zambia y Zimbabue, a la que se había sumado algunos países del Golfo y entre ellos Qatar y Emiratos Árabes Unidos. 
Además, ante la reunión de la O.P.E.P. prevista para ocurrir en Ginebra el día 6 de septiembre, las diferencias de Lusaka y Dubai  contra Luanda se acentuaron ya que el emirato había decidido rebajar el precio del barril de petróleo a 140 Nuevos Guaraníes, mientras que Angola pretendía subirlo de 180 a 250, por lo menos. Por otro lado,  Zimbabue  le reclamaba a Angola el pago de NG$ 32.800 millones en compensación por el petróleo que, según Zimbabue, le había sustraído de su territorio en la zona de frontera con Zambia durante la larga guerra de los años 70 contra Portugal primero y contra las milicias apoyadas por los antiguos EEUU después. 

A los problemas de esas deudas dudosas y los antiguos conflictos petrolíferos se sumaron viejas rivalidades fronterizas que radicalizaron los viejos odios existentes por parte de las clases dirigentes de Zambia, país que se había abierto al decadente influjo de los capitales ingleses y de los remanentes 23 estados de los antiguos EEUU. Zambia volvió a reivindicar la soberanía sobre las tierras de Liwa Plains y  su parque nacional Sioma Ngwesi, situadas a pocos kilómetros de la línea  fronteriza oeste de Angola, que los dirigentes de Zambia consideraban aptas para instalar bases aéreas de lanzamientos de misiles tierra-tierra y que, por la misma razón, el gobierno popular de Luanda, aliado a la poderosa Confederación Brasil-Argentina, no aceptaba militarizar.

En este marco de conflictos irresolubles durante décadas por las vías diplomáticas, la crisis entre Zambia, Zimbabue y los países del Golfo Pérsico por una parte, y Angola por la otra, estalló en la madrugada del 2 de septiembre de 2042, cuando un poderoso ejército con tropas combinadas de los dos vecinos africanos, formado por 300.000 hombres fuertemente armados invadió en un ataque relámpago los territorios angolanos de las Coutadas Públicas de Luiana,  Luengué y Mavinga, a los que ocupó en menos de cuatro horas encontrando pocas resistencia, huyendo el grueso de la población rural, que se refugió a lo largo de las primeras semanas de septiembre en Lubango y Huambo, aumentando el hacinamiento urbano en las periferias de las dos ciudades.

El día 8 los invasores llegados desde África central decidieron la anexión total e irreversible del territorio ocupado; el día 10 la alianza Qatar-Emiratos Árabes Unidos hizo un llamamiento a una guerra santa contra la Confederación Brasil-Argentina, aliándose con la fracción más conservadora de los Tea Party, gobernantes de los 23 Estados Confederados de los antiguos EEUU y en favor de la recuperación definitiva de los pozos petrolíferos del Este angolano ahora en poder de Zambia-Zimbabue; es que, según los fundamentalistas norteamericanos y las oligarquías del Golfo Pérsico, la poderosa Confederación sudamericana y Angola eran dirigidas por partidos socialistas revolucionarios y sólo se podría recuperar el antiguo poderío árabe-norteamericano con la guerra total.
El 3 de septiembre de 2042, al día siguiente de la invasión de Angola por Zambia, el Consejo de Seguridad de las Nuevas Naciones Unidas exige unánimemente la retirada inmediata e incondicional de todas las fuerzas invasoras de las posiciones ocupadas. Es la Resolución 756.
El 4 de septiembre de 2042, el Consejo de Seguridad votó y estableció las condiciones para un alto el fuego definitivo: reafirmando las 19 resoluciones anteriores, exige el reconocimiento de la antigua frontera internacional de 1975 y la posesión de  Liwa Plains y  el parque nacional Sioma Ngwesi  por parte de Zambia, así como los territorios angolanos de  las Coutadas Públicas de Luiana,  Luengué y Mavinga  deben volver a permanecer bajo control de Luanda, según resoluciones del año 1963. 
De inmediato se envían fuerzas de la Nueva ONU a una zona desmilitarizada que se creará entre ambos países, 10 kilómetros en el interior de Zambia y otros 5 hacia adentro de Angola. También se invita a los países de las oligarquías del Golfo Pérsico a firmar los protocolos internacionales sobre la prohibición de fabricación, almacenamiento y uso de armas químicas y bacteriológicas y a la retirada y destrucción de sus arsenales de estas armas en los territorios de Zambia o Zimbabue, y de todos los cohetes de alcance superior a los 50 kilómetros, bajo la supervisión internacional. 

Continuará. JV. São Paulo, 21 de febrero de 2012.

jeudi 26 janvier 2012

Perú y las Malvinas argentinas, 2022. La guerra que no fue. 4ª y última parte.

Vea la 1ª parte:
Vea la 2ª parte:

Vea la 3ª parte:

Buenos Aires, invierno de 2048. 
Reunión del equipo editorial en las oficinas de la calle Corrientes.

- En 2021 las disputas por las grandes reservas de guano de pájaro de las islas peruanas del Pacífico, de pronto, volvieron al punto en que habían parado, casi 150 años atrás, después de desatarse la llamada “Guerra del Salitre” o “del Guano” – lee Antoine Barral en el tablet.  Es que otra vez, como en el pasado, en las Islas Lobos, las toneladas de excrementos que antiguamente eran usadas como fertilizante agrícola, y más tarde en la industria de la pólvora, llevaron a que el congreso de los 23 estados remanentes de los EEUU, temiendo que Perú y Chile pudieran volver a controlar los precios, aprobaran una ley por la cual sus “marines” podrían ocupar toda y cualquier isla o islote rocoso del Oceano Pacífico que contuviera las valiosas reservas de guano.

- Ocurre que, luego de la guerra del siglo XIX en que Chile le quitó el litoral marítimo a Bolivia y la derrotó junto con Perú en una rápida sucesión de batallas, llegando incluso a ocupar Lima, el guano había perdido su valor comercial frente a descubrimientos técnicos realizados en Alemania – completa Sérgio Cambiado. El salitre artificial producido entonces en Europa, pasó a reemplazar al que se encuentra en el excremento de las aves marinas de la costa del Pacífico chileno, que habían perdido valor.
- Pero la decadencia de las industrias europeas en el siglo XXI, y el encogimiento territorial de los Estados Unidos, le habían dado nuevo valor al guano viejo – lee Antoine y apaga el tablet.

Sólo para hacer un poco de historia, recordemos que entre finales del siglo XIX e inicios del XX, el enorme desarrollo de la población en el viejo mundo -que ya llegaba en 1850 a los 266 millones de habitantes- exigió a los antiguos imperios centrales aumentar la producción agrícola. A partir de 1879, el Perú exportó casi 12 millones de toneladas de guano, a tal punto que, entre 1869 y 1875 el guano representaba casi 80% de su presupuesto nacional.

Para tener una idea del valor que el guano significaba para la agricultura de aquélla época, basta decir que el arqueólogo norteamericano Julius Bird halló grandes reservas del fertilizante natural debajo de una capa gruesa de residuos dejados por una civilización pre-cerámica en Pichales,en la región de Piragua, en el Perú, con una antigüedad de más de 3.200 años a. c.


São Paulo, otoño de 2048.
Revisando la prueba final en la imprenta de Editora Monteiro Lobato.

- A ver, Xavi, ¿puede seguir leyendo? – dice Santiago. “Igual que en el siglo XIX, en que el Viejo Mundo se interesó por su compra, y el guano de las islas fue reemplazando de a poco al estiércol de ganado que era usado desde la época medieval, el interés por el excremeto de las gaviotas sudamericanas volvió a Europa después de 2021.
Como en 1841 -cuando Perú envió el primer embarque a Gran Bretaña y poco después necesitó despacharles otros 22 barcos más, y hacia Francia, Alemania y Bélgica con más de 6 mil toneladas- los cargamentos aéreos y marítimos empezaron a aumentar en la tercera década del siglo XXI.

Diferente de como había ocurrido en el pasado -cuando a partir de 1850 el precio promedio aumentó, hasta producirse la caída brusca de la década de 1860, al empezar las ventas del fertilizante artificial descubierto por los europeos- la fiebre por el guano chileno y peruano renació en pleno siglo XXI”.

- Vamos a borrar lo anterior, ¿ok? Siga leyendo -. “La consecuencia casi inmediata del nuevo “boom” fue un gran despliegue de barcos de guerra en toda la zona del Pacífico. Una gran cantidad de islas fueron ocupadas en pocas semanas por aventureros y supuestos descubridores norteamericanos. Se llegó a tal punto en el emprendimiento, que los improvisados empresarios comenzaron a importar mano de obra barata de la poderosa China para recoger el guano de las rocas chilenas y peruanas, igual a lo que había ocurrido en el siglo XIX. Miles de chinos se extenuaban de sol a sol, semidesnudos en las islas, sin recibir los sueldos prometidos y sin que se les autorizara a pasar a tierra firme”.

“En el triángulo formado entre Bolivia, Perú y Chile, tres especies de aves –la guanay, el piquero y el pelícano- dejaban sus excrementos en la costa del Pacífico que en el siglo XIX supo ser boliviano y peruano. Hacia la mitad del siglo XXI, ese guano -otra vez reconocido como un poderosísimo fertilizante, y por no haber sido recogido por más de cien años- formaba verdaderos montes de casi 40 metros de alto”. – Esto también lo recortamos. Siga –
“Chile, lo mismo que los disminuidos Estados Unidos, no tardaron en volver a poner los ojos en esa riqueza natural por la facilidad con que se convertía en dinero vivo, de la noche a la mañana, en el mercado externo”.

“Nuevamente como en el siglo XIX -cuando hasta su propia carta magna de aquella época dictaba que su territorio llegaba hasta el desierto de Atacama, y aún así Chile se declaró propietario de las guaneras de Coquimbo, del desierto entero, y de todas las islas adyacentes- otra vez las naves de guerra estadounidenses avanzaron sobre la costa, desembarcaron y se dirigieron hacia el desierto hasta llegar a Fiambalá, en Catamarca, Argentina”.

- Es verdad. El presidente de Chile envió una misión diplomática para pedir apoyo de tropas al gobierno boliviano, pero no consiguió nada de inmediato. En mayo de 2021, las fuerzas navales norteamericanas desembarcaron en Mejillones para imponer la propiedad que les permitía la ley mencionada – recuerda Antoine y corta la lectura. El jefe lo mira por arriba de los anteojos de lectura, carraspea, y sigue leyendo:

“Enseguida, el 5 de junio, el congreso boliviano en Oruro autorizó al poder ejecutivo a declarar la guerra a los 23 Estados Unidos si no consiguiera el desalojo de las islas chilenas por la vía diplomática. Aprobó también dos artículos secretos, uno para crear un acuerdo con Perú, a cambio del guano de Mejillones; y otro para nuevos pactos con las potencias amigas, la Confederación Brasil-Argentina, y China”

- Perú demoró unos dias en apoyar a Chile y Bolivia, mientras que Gran Bretaña, a la que Bolivia había pedido un préstamo, decidió intervenir en el conflicto y sacar algún provecho intentando desembarcar tropas en las islas Malvinas, cuyos habitantes se habían aproximado políticamente a la Confederación – comenta Sérgio. Lo único que parecía restarles a Bolívia, Perú y Chile era lograr un acuerdo pacífico con los piratas norteamericanos”.



Catamarca, octubre de 2042.

Estercita sufrió un desmayo e imaginó un tren, y en cada ventanilla creyó ver una escena de su larga vida: casi una niña, cuidándola a doña Eufemia, setenta años atrás; y hace otros cuarenta, ayudándolos a Roque y a la tía Gringa. ¡No es fácil cumplir cien años! La ciencia avanzó mucho y logró la cura del cáncer, el sida y la dependencia del "paco", la marihuana y hasta del alcohol y el tabaco. Pero no curó los males de la memoria y las nostalgias.

Doña Estercita cumplió cien años y se acordó, como quien ve una película, de las imágenes más nítidas que revivió durante el desmayo. Sintió otra vez las alegrías que había gozado medio siglo antes, y el dolor de los recuerdos más amargos, como el de la segunda guerra de las Malvinas, “la que no fue”, la de 2022.

Y se acordó de la pena profunda de la tía Gringa, cuando supo que había muerto el hijo de Rodolfito en la maldita segunda guerra, del mismo modo estúpido, inútil casi, que lo habían matado el padre en la primera, cuarenta años antes.

Los ingleses estaban llegando, en una última tentativa de encontrar gloria con los mismos métodos de un pasado que ya había terminado y que sólo ellos no veían así. La escuadra británica arrastraba por las aguas turbulentas del Atlántico el orgullo derrotado de una potencia que ya no lo era más, y cuyos últimos súbditos –los Kelpers- ni siquiera querían seguir hablando el inglés patrón de Londres, y habían contratado lingüístas y filólogos –de la universidad de Buenos Aires-para estructurar una nueva gramática y una lexicografía que tomaba prestamos del inglés de los siglos XVIII y XIX y los mezclaba con el “papiamento” y los diversos slangs jamaiquinos.

Los ingleses habían llegado a doscientas millas marítimas de Puerto Argentino –al que los primeros marineros ingleses llamaran Stanley en el siglo XIX, y que los Kelpers cambiaran, en un gesto de buena voluntad hacia los vecinos continentales- y se enteraron de la noticia con horror.
Los habitantes de las islas Malvinas habían tomado dos decisiones insólitas y sobre las cuales el servicio de informaciones no les había alertado: repudiaron el nombre Falklands, del mismo modo que en 2019 habían rechazado el de Port Stanley, y habían pedido la incorporación a la Confederación Brasil-Argentina como la provincia de número 53º -las otras 28 eran brasileñas y 24 argentinas- .

- Uruguay, Paraguay, Bolivia y Chile, estados libres asociados, votaron inmediatamente a favor de la incorporación de los Kelpers y mandaron tropas mixtas de refuerzo al archipiélago – lee Antoine.
- Las Naciones Unidas convocaron al consejo de seguridad, y tanto el Consejo de Europa como los 23 Estados Unidos, China y la India, votaron unánimemente a favor, dejando a la vieja Gran Bretaña, una vez más, aislada y derrotada – completa Sérgio.

La tenaza que ambas potencias anglosajonas –la vieja y decadente Gran Bretaña y los reducidos 23 estados norteamericanos- habían estado cerrando sobre Chile, Perú y Bolivia por el Pacífico, y contra los Kelpers por el Atlántico Sur, ahora estaba anulada y desmontada.

Pero Rodolfo Unzaga no había tenido la suerte de poder ver el final pacífico del conflicto.


Lima, Perú, 27 de enero de 2022

Rodolfo Unzaga, agregado militar en la embajada argentina en la capital peruana, levanta la vista, ve el escuadrón de aviones caza cruzar por sobre el cielo de Miraflores y piensa en su destino.

Era el tercer Rodolfo entre los Unzaga, y el primero había muerto en un accidente en la cuesta del Portezuelo, en 1952, el mismo año de la muerte de Evita. El segundo fue su padre, hijo de Victoriano que entró muy joven en la aeronáutica, y murió en la primera guerra de las Malvinas, en 1982, tres semanas después del desembarco argentino en Puerto Stanley.

 Piensa Rodolfo, y vuelve a mirar hacia el cielo, y ve que desde el norte, haciendo una enorme curva en el horizonte, se asoman otras dos escuadrillas de Migs y una de los Mirage peruanos donados a Argentina antes que se desatara el inicio efectivo de las hostilidades.

Peru -amenazado por la marina de guerra norteamericana por el Pacífico, y que había seguido intentando mediar ante las amenazas en el Atlántico, cuando ya casi habían estallado las primeras declaraciones británicas de guerra- cedió enseguida los aviones de combate a Argentina. El escuadrón partió esa noche de la base aérea de La Joya y en uno de ésos Mirage M5-P-2020 iba Rodolfo Unzaga para participar, si las condiciones se lo exigían, en una nueva guerra por las islas Malvinas.
Sin embargo, cuando los aviones caza-bombarderos que cediera el Perú ya se encontraban en Puerto San Julián, listos para entrar en combate, luego de varios días de intensa preparación en tierra argentina, el conflicto terminó con la desocupación británica pacífica y ordenada -supervisada por China, Vietnam yla India- de todas las islas del Atlántico Sur. Al mismo tiempo, la flota naval norteamericana comenzaba la retirada de las islas chilenas del Pacífico.
Pero Rodolfo había salido con su Mirage, media hora antes del giro sorprendente de los hechos, cuando la flota inglesa estaba a menos de 150 millas de las islas. Era nada más que un vuelo de reconocimiento, pero fue abatido por un caza Sea-Harrier-2020. Una única ráfaga de ametralladora, una única víctima, que la Confederación no quiso reconocer como caída en combate, sino como muerte en un accidente. La família aceptó las explicaciones oficiales y se quedo callada. Ya no había patriotismos posibles en un momento en que una larga paz se imponía por sobre todo el continente.
La Gringa nunca recuperó su alegria. Y Estercita ahora, veinte años después, cumplía sus cien años y se acordaba, no de Rodolfito, pero sí de la profunda e inconsolable tristeza de su tía.
La “Guerra que no fue”, y la entrada de los Kelpers a la Confederación, marcaron toda una época con un nuevo objetivo prioritario: la unidad de todos los idiomas de la gran región como lenguas de encuentros, instrumentos que no serían más de dominación de los pueblos, pero sí de comunicación y de formación de una patria grande y justa en comun.
Fin. Javier Villanueva, São Paulo, 20 de enero de 2012. Cuento inspirado em ideas y sugerencias futuristas de Antoine Bairral.
Nota: Los idiomas nativos de América.  Este cuento de ciencia-ficción futurista relata hechos irreales. Pero los datos brevemente ofrecidos en la 3ª parte sobre los idiomas nativos de América son reales y verdaderos. Vea un poco más:

El nahuátl era el idioma que hablaban los aztecas, y antes de la llegada de los españoles funcionaba como uma lengua franca o común dentro de su imperio. Actualmente lo hablan unos 2 millones de habitantes en México, Guatemala y San Salvador.
El quiché es la lengua maya más conocida y la hablan en el sur de México, en Guatemala y en Honduras más de medio millón de personas.
Ya en la extensa América del Sur, los idiomas actuales más vigentes y reconocidos son el quéchua o quíchua, el aimara o aymará, el guaraní y el mapuche. El quechua era el idioma oficial de todo el imperio Inca. Actualmente, el quechua se extiende desde el sur de Colombia, todo Ecuador, Perú, Bolivia y hasta el norte de Argentina; es una familia de lenguas originaria de las sierras de los Andes centrales que se extiende por la parte occidental de Sudamérica y lo hablan unos 9 millones de personas. Es la familia lingüística más extendida en Bolivia, Perú y Ecuador después de la indoeuropea (1).
El aymará también se habla entre Bolivia y Perú, pero tiene menos hablantes que el quechua, unos tres millones. El guaraní se habla sobre todo en Paraguay, el noreste de Argentina y el suroeste de Brasil.
Finalmente, el mapuche es el idioma indígena más hablado de Chile. Mapuche significa “la gente de La tierra”, pero ellos prefieren llamar a su lengua “mupudungu” o “lengua de la tierra”. Es uno de los idiomas de América Latina con menos hablantes. Se calcula que actualmente lo hablan medio millón de personas.
(1) El quechua parece haber tenido su origen en una lengua antigua de la región central y occidental del Perú. Esta protolengua habría generado dos variantes a mediados del primer milenio de la era cristiana, las que a su vez originaron las dos ramas de la familia que luego fueron extendiéndose y diversificándose a través del vasto territorio andino en oleadas sucesivas, a veces desplazando, u otras muchas superponiéndose a un sustrato aimaraico anterior. Hacia el siglo XV, el quechua clásico se convirtió en una importante lengua vehicular del Antiguo Perú, que fue adoptada como lengua oficial por el estado de los incas. Esta variante fue la más importante empleada para la catequización de los pueblos indígenas durante la colonización española. A inicios del siglo XX, el quechua sufrió un retroceso por el avance sostenido del idioma español a través de la escolarización en todas las áreas rurales.

mercredi 25 janvier 2012

Perú y las Malvinas argentinas, 2022. La guerra que no fue. 3ª parte.

Vea la 2ª parte:
Vea la 2ª parte:

Antoine, anoche tuve una tremenda insomnia y me puse a pensar sobre lo que nos dijo Santiago – dice Javier y le pasa un mate amargo a Sério Cambiado.
Y creo que tuve una idea: dejar de hablar un poco de la guerra y concentrarnos en el habla de ese pueblo enorme que va del Perú hasta la Argentina y Chile – agrega Javier, y enseguida piensa en lo que le van a retrucar: “si, perfecto, ¿pero qué tiene que ver éso con la Guerra que no fue?” ¿No es sobre esa tal guerra que se trata en estos dos capítulos?
Okey, vamos a hacer un repaso del tema de la guerra y después pensamos lo que nos proponés, ¿puede ser Javi? – tercia Antoine Bairral.
– Veamos: Líbia les entregó clandestinamente algunas bombas  a tres oficiales de la fuerza aérea argentina a fines de mayo de 2021 y envió dos Boeing 707 con misiles aire-aire, 23 misiles Estrella y 32 lanzadores Kasef, algunas docenas de proyectiles Maksuf-2020, diez morteros de 60, dos toneladas de munición, etc. Mucho de este material no fue acondicionado durante los preparativos de la guerra y se arruinó por completo, etc, etc. Todo esto lo vamos a eliminar, no interesa – lee Antoine y borra párrafos enteros del tablet

A ver acá: un bombardero británico Vulcan tuvo un desperfecto en un tanque de combustible antes de llegar a la isla Ascensión y los brasileños, a contragusto, le terminaron dando autorización para aterrizar en Recife si no pudiera llegar hasta Ascensión. Pero se quedaron con el armamento y tres misiles antirradar Shrike, y devolvieron al piloto y el avión a Europa, etc, etc. Esto también lo limamos...eliminado, ¿ok? – sigue Antoine recortando los textos que le parecen excesivos en el tablet.
Argentina y Chile estuvieron a punto de ir a la guerra, una vez más, en el  2021 porque, como las fuerzas militares argentinas eran levemente superiores a las de Chile, los chilenos temían –con una cierta razón- que un gobierno argentino victorioso en la recuperación de las Malvinas pudiera decidir también recuperar las islas de Lennon y Picton después de derrotar a los británicos. Entonces, para que el ejército argentino no pensase siquiera en avanzar hacia el oeste de la cordillera en caso de victoria contra la flamante y debil república inglesa, lo que le convenía a Chile era que Argentina perdiera. E hicieron todo lo posible, aunque sin comprometer la neutralidad para lograrlo, etc...no, no, esto tampoco lo vamos a dejar – dice Sérgio, que además insiste en que las nuevas políticas pacifistas de la Confederación Brasil-Argentina no tienen nada que ver con esas intrigas del pasado, que eran meros resquicios de tacañerías de la cultura de los milicos.

Bueno, y entonces ¿por qué no consideramos este otro texto? lo traje hoy, y cambia de tema – aparentemente, remarca Sérgio - para dejar claro que, si los peruanos ayudaron a la Argentina en la Guerra que no Fue, em 2022, los motivos no eran sólo políticos o militares, sino profundamente culturales. Tenían que ver con la larga tradición que nace cuando San Martín cruza los Andes con un ejército de chilenos y rioplatenses, en pleno siglo XIX, expulsa a los españoles y enseguida liberta a Perú y a lo que luego se llamaría Bolivia, el Alto Perú de entonces. Vean:

“El aymará es la principal lengua de una enorme familia del mismo nombre. Es el idioma que habla, con diversas variantes, la nación aymará en Bolivia, en Perú, Chile y Argentina. Es un idioma oficial en Bolivia  y en el Perú  junto con el castellano; y también la primera lengua de un 35% de los bolivianos; además de ser el principal idioma amerindio del sur peruano y el norte chileno.
Nació en las serranías andinas del centro del Perú. Y se extendió hacia el sur como uma “lingua franca”, que fue luego adoptada también como la lengua madre de los pueblos  Wari y Txapakura, dispersos entre Sagarana, el Puesto Indígena São Luiz, el de Sotério y la ciudad de Guajará-Mirim, todos en territorios del Brasil. Más tarde la reemplazó el quechua desde la costa hasta el Cuzco central y sus alrededores, pero siguió siendo hablada desde Arequipa, en el Perú hasta el Poopó, en la actual Bolivia, a la llegada de los conquistadores españoles.
Bolivia reconoce además del castellano como idiomas oficiales, al aymará y a otras lenguas. También el Perú implantó la oficialidad del aymará, junto a otros idiomas indígenas. Pero tanto el éxodo rural del siglo XX como las nuevas oleadas migratorias a mediados del XXI, junto a enormes desplazamientos bolivianos también han llevado millares de hablantes a zonas metropolitanas de Argentina o Brasil, en primer término y, en general, a todos los otros destinos de la gran emigración latinoamericana de 2019 a 2043.

El idioma aymará usa com generosidad sus recursos gramaticales y es muy valorado en su cultura el uso diestro del idioma, mostrando respeto y cortesía con juegos de palabras y figuras de dicción que son muy elaboradas. En cambio, quien habla mal se arriesga a sanciones. El mal hablar se ve en el uso de oraciones cortas con un mínimo de formas; hablar brusca y secamente, sin dar atención a lo que otros dicen, se paga con una sanción, que por lo general es el silencio del otro; aunque el silencio también puede ser señal de cortesía hacia la persona que habla. Tal vez de allí nazca el concepto del aymará como de gente estoica y silenciosa, lo que puede resultar de los manejos que hacen del silencio como una sanción negativa.

EL aymará también es explícito en relación a los movimientos, y sus verbos definen muy claro el andar, configurando lo que se lleva a cuestas. Por ejemplo, no se pueden transportar granos con el mismo verbo con el que se mueven objetos cilíndricos. El movimiento está siempre presente y sólo se detiene con el uso de sus sufijos. En el idioma aymará un verbo sin sus sufijos que señalen el movimiento deja al que oye con una información insuficiente.

Bien, bien; sí, es cierto; todo lo cultural, y sobre todo las lenguas populares son temas trascendentes para el continente americano, del norte al sur, porque son trascendentes para millones de americanos. Los pueblos de Paraguay, Bolivia y Perú, sobre todo, lucharon durante un siglo para que el quechua, el aymará y el guaraní fueran declarados, sin restricciones, como lenguas oficiales y de trabajo del antiguo Mercosur junto al portugués y el castellano. Incluso la protección y la promoción a las lenguas americanas de poblaciones más reducida, también empezó a ser efectiva desde 2038, por lo menosPero Sérgio, ¿cómo vamos a “encajar” esto con lo de La guerra que no Fue?-  pregunta, con una cierta ingenuidad Antoine.

Esperáme un poco y ya vas a ver: el quechua, aymará y guaraní, junto con el castellano, son lenguas con reconocimiento oficial en Bolivia. El guaraní, además, es lengua oficial de todo el Paraguay, fundador del antiguo y extinguido Mercosur; y también fue reconocido en la provincia argentina de Corrientes. El quechua y el aymará ya eran oficiales, porque siempre fueron hablados en otros estados asociados del viejo Mercosur – sigue Sérgio, sin prestarle demasiada atención a las dudas de Antoine.

- Sigo:  “Los derechos lingüísticos, del modo que desde siempre lo entiendó el Consejo de Europa, por ejemplo, ya han llegado a América para las lenguas autóctonas también. Hasta 2023, tan sólo el francés, una lengua europea, había logrado en el Quebec canadiense el pleno reconocimiento de sus derechos lingüísticos. Nada, ni remotamente parecido, se había hecho con el quechua, el aymará, y el guaraní hasta bien avanzado el siglo XXI. Y eso que esos tres idiomas indígenas siempre fueron, y con mucha diferencia, las lenguas americanas que cuentan con un mayor número de hablantes en Perú, Bolívia y Paraguay.

Bueno; ahora quiero que Uds. vayan lo más a fondo posible. Quiero el alma, la esencia, no tengo tiempo de andar lidiando con mediocridades. Quiero oír sobre las lenguas del pueblo, todos los matices de los dialectos regionales, europeos e indígenas. Exijo saber qué diablos es el famoso portuñol, qué fue de la vida del antiguo Mercosur, qué pasó con el castellano y el portugués primitivos, los de los años de 2015 y 2020 - recuerda Javier haberle oído decir a Santiago, antes que empezara a babearse de rabia y de impotencia al ver la demora de la obra.

Es verdad, fue lo que él nos pidió, exactamente, al mencionar a losgrandes territorios de las lenguas que se estructuraban, entre 1980 y 2024, con las mismas jerarquías con que se regulaban los viejos imperios coloniales; dice él que era una estructura de dominación clásica, que tenía un centro imperial, que en el caso del portugués antiguo era la vieja Academia Brasileira de Letras, con sus casacones, sus levitas elitistas, sus sillones fijos y sus discursos sempiternos –concuerda Antoine y se ríe al recordar la última reunión en la oficina de la calle Corrientes, cuando salieron rápido y asustados con el ataque de iracundia del jefe.

Y en el caso del castellano antiguo –al que antes algunos le llamaban erróneamente espanhol-  era la vieja Real Academia Española, en la península ibérica, una autoridad lingüística que legislaba, despues de haber “fijado, pulido y dado brillo” a la lengua castellana. Las antiguas 22 academias refrendaban todas las decisiones, y asumían la edición y publicación de las grandes obras académicas del pasado – recuerda Antoine haber leído en los apuntes que Sérgio Cambiado anotó luego de la última reunión, también terminada en gran trifulca, con el jefe. 

El gobierno boliviano, ahora coligado a la Confederación Brasil-Argentina, organizó campañas de alfabetización, entre otras, en las tres lenguas: quechua, aymará y guaraní, además de en castellano, ayudando en su sobrevivencia y la dignificación de sus hablantes – dice Sérgio y piensa para si mismo que esto sí es hablar del pueblo y sus sentimientos, y debe ser algo que le interese al jefe.

Es que América, de norte a sur, era el único continente, hasta los años de 2025, en donde ninguna lengua autóctona había pasado por una normatización, lo que finalmente ha sido adoptado de forma plena e íntegra por todos los organismos estatales e interestatales. Un paso postergado de descolonización, pero que al fin permitió la asunción de la identidad americana y la recuperación de la dignidad ultrajada de millones de personas en toda América, y sin que por eso tuvieran que renunciar a sus otras lenguas, el castellano y el portugués - completa Antoine Bairral.

¡Eso mismo, Antoine! son cerca de 80 millones de ciudadanos en los países miembros del antiguo Mercosur y sus asociados que hablan hoy, en pleno 2048, los idiomas quechua, aymará y guaraní en un grado u outro – se entusiasma Santiago cuando lee el texto ya editado que Sérgio y Antoine le pasaron por e-mail.

Es verdad, y vean Uds. – escribe Santiago en el mail de respuesta al dia siguiente - el Consejo de Europa cuenta hoy, a su vez, con 23 lenguas oficiales: alemán, búlgaro, castellano, checo, danés, eslovaco, esloveno, estonio, finés, francés, griego, húngaro, inglés, irlandés, italiano, letón, lituano, maltés, neerlandés, polaco, portugués, rumano y sueco. La mayoría de ellas con muchos menos hablantes que el quechua, el guaraní o el aymará. Y todavía, muchas pertenecen a la misma familia lingüística, como ocurre con las mayoritarias hoy en el viejo continente: el portugués, castellano, francés, italiano y rumano - todas ellas lenguas románicas, agrega el jefe editorial - sin que eso impida su oficialidad. ¿Por qué no puede tener ya hoy la Confederación y sus países aliados, ademas de las cinco lenguas oficiales: aymará, castellano, guaraní, portugués y quéchua, las de los otros cientos de grupos étnicos de la Amazonia, la Patagonia y el Gran Chaco? ¿No lo exige la dignidad de esos otros casi 40 millones de americanos? - vocifera, respira hondo, transpira, le pulsan las sienes, y se entusiasma, Santiago.

El Paraguay cumplió con su obligación moral hacia los millones de compatriotas hablantes del guaraní al conseguir que su lengua fuese declarada también oficial y de trabajo en el extinguido Mercosur, como parte del proceso de la descolonización lingüística de los idiomas autóctonos en los organismos interamericanos.  Y además, Paraguay y Bolivia abogaron por la plena oficialidad del quechua, el aymará y el guaraní en el Mercosur. Millones de personas en América y en todo el mundo aplaudieron el gesto, y ni Brasil, Argentina, Uruguay o Venezuela, pudieron negar un pedido tan justificado, y menos con sus bárbaras historias nacionales de exterminio de cientos de pueblos originários -  justifica Santiago, y con ello santifica todo el largo texto nuevo que Antoine, Sérgio y Javier le proponen para suavizar el tema crudo y militarista de la Guerra que no Fue.


Buenos Aires, septiembre de 2048.

Sérgio y Antoine encienden los video-plasmas de pared antes de salir del cuarto del hotel donde estaban reunidos y oyen el discurso de la presidenta de la Confederación Brasil-Argentina:

- Deseamos la paz y la concordia con Bolívia, Paraguay y con todos nuestros vecinos. Lo deseamos fervientemente. En las guerras siempre muere el pueblo. Nosotros somos pueblo. Que muere por unos intereses que no son los suyos y que ni siquiera entiende. La Guerra del Chaco que enfrentó a Bolivia y Paraguay hace poco más de un siglo, por ejemplo, no sirvió en Paraguay ni siquiera para acabar con el apartheid lingüístico contra el guaraní. Las clases dominantes, durante la guerra, hablaron de nacionalismo y elogiaron el uso que se hizo del guaraní durante el conflicto. ¿Pero qué otra lengua podrían haber usado los combatientes si en ese momento era la única de más del 80 por ciento de los paraguayos que sólo hablaban guaraní y no entendían el castellano? Pero una vez terminada la guerra las clases dirigentes no oficializaron el guaraní y ni dejaron que se alfabetizase al pueblo en su idioma. Pero hoy -en pleno 2048- el estado Paraguayo funciona en guaraní en su administración. Se ha roto el apartheid lingüístico paraguayo para romper la injusticia y las desigualdades -”.

Y Antoine Bairral, Sérgio Cambiado y Javier se miran y no pueden contener la carcajada de entusiasmo, simultánea, estrondosa y contagiante, al seguir escuchando el discurso que dice :

“– Y La Guerra que no Fue, que hoy comple un nuevo aniversario, nos sirvió para terminar con la última nota del viejo imperialismo inglés en América, al derrotar al colonialismo sin un tiro de cañón, sin un herido siquiera, y logrando todavía que los Kelpers, antiguos habitantes de las Malvinas, votasen en la NU a favor de integrarse ala Confederación Brasil-Argentina” - .

“- La Guerra que no Fue, sí significó un paso trascendente en la historia de la descolonización americana y de la justicia social, porque al mismo tiempo que incorporó a las Malvinas y sus habitantes al pueblo sudamericano, también logró la plena e irrestricta legalidad del quechua, el aymará y el guaraní en el antiguo Mercosur, que en esos dias se disolvió para darle lugar a la nueva Confederación. Las Mujeres Trabajadoras Indígenas, el Movimiento de Educadores, el partido Campesino Paraguayo, la Confederación Sindical de Mujeres Interculturales de Bolivia que representan a las etnias aymará, quechua, guaraní, caiman, ayoreo y otras naciones indígenas, la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia y Confederación Nacional de Mujeres Indígenas, y sus 34 naciones de las tierras bajas de Bolivia; la Confederación Nacional de Campesinas de Bolivia, una organización de indígenas vinculadas con el gobierno; el Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyo que agrupa a los indígenas de las tierras altas de Bolivia; y la Organización de Mujeres Juana Azurduy, lograron la elaboración de materiales educativos en lenguas originarias, edición de diccionarios, historias, y de un nuevo curriculo del sistema educativo plurinacional, y nuevos materiales didácticos en lenguas como el tsimane y tacana y la definición de sus alfabetos. Porque, aparte de las naciones aymará, quechua y guaraní, existen otros 32 grupos o pueblos culturalmente diferenciados. Hay que recordar que los indígenas son más de la mitad de la población en Guatemala y en Bolivia. Y en todos los países latinoamericanos se habla más de un idioma. En Colombia son unas 73 lenguas, en Perú unas 62, en México unas 50, en Bolivia unas 32, en Guatemala unas 20, y en Chile se hablan otras 10 -".

En síntesis Santiago, la Guerra que nunca Fue terminó en paz con los ingleses, que se retiraron derrotados, y la Confederación fue victoriosa sin que hubiera otras batallas más que las diplomáticas. Y de un solo plumazo, para poder integrar a los Kelpers, cuyo idioma siempre fue um dialecto del inglés del siglo XIX, la Confederación mapeó las lenguas más habladas en América Latina –que son el nahuátl o azteca, el quiché maya, el quechua, el aimara, el guaraní y el mapuche- y con eso generó un enorme movimiento cultural y educativo, que tuvo grandes repercusiones de avance social - agrega, entusiasta con la aprobación del jefe, Sérgio.

Pero, ¿sería esa la esencia de los pueblos que nuestro editor buscaba en nuestra Historia de la Confederación? ¿Estaría el alma de nuestros pueblos escondida en la selva del Gran Chaco, o enmarañada entre las lianas de las junglas amazónicas? ¿No sería un caso como el de aquel mulato loco, uruguayo que había sido lancero de Artigas y después, muchos años más tarde, luego de terminada la batalla de Curupaití -en que los paraguayos derrotaron a las tropas argentino-brasileñas en la vergonzosa Guerra de la Triple Alianza- se perdió en las cerrazones, vagando por los terrenos barrientos, encharcado por las lluvias de la estación, lo que evitó que fuese otra presa fácil del fuego de la artillería guarani? Recuerdo que Javier me contaba que el mulato logró desaparecer y, escondido en medio de las fieras y comiendo frutas silvestres, por fin se entregó a la locura, que era una chifladura mansa, en la que soñaba con desvaríos proféticos, que le dejaban ver claramente el futuro.
¿Andará el alma de los pueblos americanos, perdida entre sus muchos idiomas y dialectos, buscando todavía un encuentro generoso y futurista, libre de prejuicios y perfeccionismos? Era lo que todavía se preguntaban Antoine Bairral, Sérgio Cambiado y Javier al salir de la oficinita de Corrientes y Uruguay.

Continuará en la 4ª y última parte. Javier Villanueva, São Paulo. Basado en hechos reales e irreales. Futurismo y tema inspirados por Antoine Barral.